DEFINICIONES
"Las
negociaciones se pueden definir prácticamente como el proceso que
les ofrece a los contendientes la oportunidad de intercambiar
promesas y contraer compromisos formales, tratando de resolver sus
diferencias"
¿QUE
ES LA NEGOCIACIÓN?
Nada
puede ser tan simple en su definición y tan amplio en su sentido.
Cada deseo que demanda satisfacción (y todos lo necesitan) es en
definitiva una potencial ocasión para que la gente incite un proceso
de negociación.
¿DE
QUE DEPENDE?
La
negociación depende de la comunicación. Esto ocurre entre
individuos que actúan ellos mismos, o como representantes. Cada vez
que la gente intercambia ideas con la intención de relacionarse,
cada vez que intentan acuerdos, uno de ellos está negociando"
"Negociar
es hacer negocio, es decir, intercambiar y regatear. Ello supone que
cada uno desea lo que posee el otro, pero, evidentemente, al menor
precio posible.
Supone,
además, una satisfacción (obtener lo que se desea) y una
insatisfacción (dar lo que se posee), al mismo tiempo. Por otra
parte, sólo se negocia cuando cada uno desea obtener algo a costa
del otro, lo cual supone una trampa: la que se teme, y en la que se
quiere hacer caer al otro".
¿PARA
QUE NEGOCIAMOS?
"La
negociación es un proceso y una técnica mediante los cuales dos o
más partes construyen un acuerdo. Las partes empiezan discutiendo
sobre el asunto en el cual tienen intereses, lo que genera entre
ellas variados sentimientos. Los motivos que asisten a cada
negociador generan en ellos conductas que, a menudo, se expresan en
propuestas verbales. Este intercambio hace que las partes desarrollen
intensos deseos de controlar el tema que les preocupa"
"La
negociación es un proceso mediante el cual dos o más partes -que
tienen intereses tanto comunes como opuestos- intercambian
información a lo largo de un período, con miras a lograr un acuerdo
para sus relaciones futuras"
"Proceso
de lograr aceptación de ideas, propósitos e intereses, buscando el
mejor resultado posible, de tal manera que todas las partes sean
beneficiadas".
Siempre
que se intente influir en una persona o grupo de personas a través
del intercambio de ideas, o con algo de valor material, se está
negociando.
¿QUE
BUSCAMOS?
La
negociación es el proceso que se utiliza para satisfacer las propias
necesidades cuando alguien más controla lo que se desea. Cada deseo
que se gustaría realizar o cada necesidad que se ven obligados a
satisfacer son situaciones potenciales para la negociación.
2.-
TIPOS DE NEGOCIACIÓN
2.1.
Según las personas involucradas:
Las
negociaciones pueden efectuarse entre individuos, entre estos y
grupos o entre grupos. A medida que intervienen más personas se
complejiza más el proceso pues entran a jugar mayor número de
intereses, puntos de vista, comportamientos, conductas, expectativas
y niveles de satisfacción, lo que genera un sinnúmero de
diferencias y demanda una mayor preparación del proceso.
2.2.
Según la participación de los interesados:
Pueden
clasificarse en negociaciones directas e indirectas (a través de
mediadores, árbitros, abogados, etc.). En el primer caso, por lo
general, el proceso es más expédito y dinámico, mientras que, en
el segundo caso, el proceso se puede retardar y, lo que puede ser más
peligroso, complicarse por la falta de comunicación entre las partes
debido a la entrada de intermediarios.
2.3.
Según asuntos que se negocian:
Existe
una gama amplia de asuntos que pueden negociarse, desde aspectos
políticos, comerciales y técnicos, hasta personales y afectivos. En
cada caso resulta imprescindible tener un conocimiento adecuado del
objeto de la negociación, así como crear el ambiente propicio para
lograr el efecto deseado.
2.4.
Según el status relativo de los negociadores.
Bajo
tal criterio las negociaciones pueden clasificarse en horizontales,
cuando las partes se encuentran en un mismo nivel de la escala
jerárquica ; verticales, cuando las partes que negocian se
encuentran vinculados a través de una relación de subordinación
directa; o diagonales, cuando la negociación se produce entre partes
que se encuentran en diferentes escaños de la pirámide jerárquica.
2.5.
Según el clima humano.
De
acuerdo con este criterio las negociaciones pueden ser amistosas o
polémicas, así como abiertas y sinceras o manipuladas. Las
negociaciones amistosas y abiertas y sinceras resultan mucho más
fáciles que el otro extremo.
2.6.
Según los factores desencadenantes.
De
acuerdo con estas, las negociaciones pueden clasificarse como:
negociaciones libres (entre compradores y vendedores); forzadas,
cuando un hecho específico provoca la negociación, morales o
afectivas, cuando la causa del proceso negociador tiene que ver con
comportamientos, actitudes o valores; y legales, cuando la causa que
la origina es una demanda judicial concreta.
2.7.
Según canal de comunicación.
Pueden
clasificarse en cara a cara, telefónicas, epistolares o sobre la
base de representantes. La diferencia fundamental entre ellas reside
en el grado en que fluye el proceso de comunicación que se establece
entre las partes.
2.8.
Según el modo de negociación.
Pueden
clasificarse en negociaciones competitivas y en negociaciones
cooperativas. Dentro de la misma negociación se pueden presentar
estos modos. La comprensión de los mismos y su combinación adecuada
en el proceso puede ayudar en el proceso de negociación.
3.-
FASES DE LA NEGOCIACIÓN
El
proceso de negociación puede analizarse en tres etapas:
3.1.Planificación:
contempla el diagnóstico, la estrategia y las tácticas.
3.2.Negociación
Cara a Cara: contiene sus propias etapas
3.3.Análisis
posterior: incluye el análisis de los resultados del proceso
3.1.
La planificación
Es
la parte más importante de la negociación pues garantiza la
preparación del proceso. Una buena preparación previa es el camino
más seguro para llegar a una negociación satisfactoria.
Lo
que se haga o se deje de hacer antes de llegar a la mesa de
negociaciones se revelará en cuanto se llegue a ella.
La
fase de la planificación es la apropiada para definir lo que hay
que conseguir y cómo conseguirlo.
no
planificar es planificar un fracaso.
3.1.1.-Fases
de la Planificación
3.1.1.1.
Diagnóstico
3.1.1.2.
Estrategia
3.1.1.3.
Tácticas
3.1.1.1.
El Diagnóstico
Tres
aspectos claves:
a)Análisis
del tipo de negociación
b)Análisis
del poder de negociación
c)Análisis
DAFO
a)Análisis
del tipo de negociación
Se
identifica el tipo de negociación a la que se enfrentan y su nivel
de complejidad. Sobre la base de estas apreciaciones, se podrá
definir el modo de negociación, es decir, cooperativo o competitivo.
Si se conoce plenamente el tipo de negociación a la que se
enfrentan, estarán en condiciones de trazar estrategias más
coherentes y tácticas más adecuadas.
b)Análisis
del poder de negociación
Enfrentarse
a un proceso negociador presupone, ante todo, evaluar el Balance
del poder negociador entre las partes.
Existen
muchas fuentes de poder. Algunas están basadas en recursos (poderío
financiero), otras en leyes, reglamentos o precedentes, mientras que
otras -tal vez las más importantes y las que menos se toman en
consideración en la negociación- se basan en factores psicológicos.
El
poder negociador transita por el análisis de un grupo de factores
determinantes que son:
b.1.Información:
Mientras
más conozca sus fortalezas y debilidades y las de su contraparte,
así como del objeto de negociación y del entorno, mayor poder
tendrá.
b.2.Legitimidad:
Ninguna
fuente de poder puede hipnotizar tanto como el poder de la
legitimidad. El poder está investido por factores tales como la
opinión pública, un sentido de rectitud, una buena trayectoria, una
posición bien respaldada. El uso de modelos de contratos impresos,
de "listas oficiales" de precios, de negociaciones
anteriores, así como de regulaciones establecidas puede darle más
legitimidad a sus posiciones.
b.3.Compromiso:
El
compromiso, la lealtad y la amistad son baluartes de poder. La gente
que está comprometida con sus metas o con la satisfacción de otros
tiene un poder oculto. El compromiso con su organización, su
convencimiento sincero de sus valores y de lo que hace, le da
credibilidad y mucha fuerza para argumentar y defender sus
posiciones.
b.4.Tiempo:
El
tiempo y la paciencia son poder. La persona que está más
restringida por el límite de tiempo proporciona al oponente una base
de poder. Saber utilizarlo bien para buscar más información, para
no precipitarse, para ser más convincente, para no dejarse
presionar, para no dar la sensación de que está "desesperado"
y, al mismo tiempo, para no perder oportunidades por no reaccionar "a
tiempo".
b.5.Saber
callarse:
Para
no dar más información de la necesaria y para escuchar debidamente
y esperar las respuestas de la contraparte es importante.
b.6.Asumir
riesgos:
La
seguridad es una meta de los humanos. La persona que está dispuesta
a aceptar una carga más grande de inseguridad con respecto a un
premio o a un castigo, aumenta su poder.
b.7.Dependencia:
En
la medida que su contraparte dependa más de usted (o al menos piense
de esa forma), tendrá más poder. Si usted depende más de su
contraparte (o ésta lo piense así), tendrá menos poder.
b.8.Habilidades
para negociar:
Para
identificar sus necesidades y objetivos y los de su contraparte; para
argumentar sus posiciones; encontrar opciones; salir airoso de
situaciones conflictivas; ser firme y flexible y, al mismo tiempo,
para crear un clima colaborativo, para convencer sobre su "poder”
b.9.Esfuerzo:
Negociar
es un trabajo arduo. En tal sentido, el deseo de trabajar es poder.
Tal vez el trabajo más pesado lo imponen los requerimientos de
planeación. La parte más dispuesta a trabajar duro gana en poder.
c)Análisis
DAFO.
Todo
el esfuerzo previo desarrollado en el análisis del tipo de
negociación y del poder negociador constituyen importantes puntos de
partida para efectuar un análisis DAFO (debilidades, amenazas,
fortalezas y oportunidades) de la negociación. Como resultado de
este análisis se podrá obtener la información acerca de los
factores internos y externos que favorecen el proceso negociador y la
posibilidad de lograr acuerdos.
3.1.1.2.
Estrategia
Es
que la parte más sensible de un proceso de negociación es la
determinación de la estrategia.
La
estrategia de la negociación debe centrarse en la
anticipación de las respuestas de la otra parte ante
propuestas y sugerencias, así como en la capacidad y disposición de
ésta para obtener sus objetivos.
La
estrategia comienza con el conocimiento de la situación crítica
negociable, es decir, aquellas situaciones donde es importante
que las partes involucradas deban quedar satisfechas con los acuerdos
que se logren, por la importancia de mantener o crear una relación a
largo plazo o donde se requiere la necesidad de compromiso de una o
ambas partes.
3.1.1.2.1.Categorías
básicas de la estrategia de negociación:
a)Necesidades
Constituyen
las carencias, insatisfacciones o insuficiencias que motivan a los
negociadores a ir a la negociación con la finalidad de
satisfacerlas.
Son
las cuestiones más esenciales y estables de todos los factores que
intervienen en un proceso de negociación.
Las
necesidades son tan múltiples como los intereses o escala de valores
que posee el individuo, su cultura y condiciones en que vive, por lo
que pueden identificarse necesidades materiales y espirituales.
La
identificación precisa de las necesidades propias y de las de la
contraparte constituye el factor más importante para alcanzar
el éxito en una negociación.
Generalmente,
las necesidades no se declaran o explicitan, sino lo que más bien
afloran son los objetos y objetivos de
la negociación, otras dos categorías básicas de la estrategia.
b)
Objetos y Objetivos
En
la fase de preparación es fundamental definir con
precisión qué resultado se pretende alcanzar. Este objetivo
debe ser ambicioso.
Está demostrado que mientras más ambicioso es uno a la hora de afrontar una negociación, mayor empeño pondrá en la misma y mejor será el resultado que obtenga.
Uno
no debe fijarse un único resultado objetivo ya que probablemente no
lo obtenga. Es preferible determinar
un posible rango de resultados válidos.
Este rango vendrá determinado por los siguientes valores:
Resultado óptimo: es el mejor resultado posible.
Resultado aceptable: por debajo del resultado óptimo pero suficientemente bueno para cerrar el acuerdo.
Resultado mínimo: marca el mínimo aceptable, por debajo del cual no interesa cerrar ningún acuerdo.
Si
el negociador no se fija este mínimo aceptable es posible que
acuda a la negociación con la convicción de que hay que cerrar
un acuerdo a toda costa (como si no cerrar ninguno fuera el mayor
de los fracasos).
El
modo de determinar este mínimo aceptable es valorando cual sería
nuestra mejor alternativa en caso de no llegar a ningún acuerdo.
Por ejemplo, quiero vender mi casa para financiar la adquisición de una nueva. Si no la vendo tengo las siguientes opciones: alquilarla (lo que me permitirá obtener una renta mensual), seguir habitándola (me ahorro los gastos de financiación de la nueva casa), cederla a un familiar, etc.
De todas estas posibles alternativas seleccionaré la más interesante y procederé a valorarla. Por ejemplo, si opto por alquilarla recibiré una renta mensual de unos 1.000 euros, lo que me permitirá hacer frente a las cuotas mensuales de un préstamo de 200.000 euros.
Por tanto, el precio mínimo que debo aceptar por mi casa antigua será de 200.000 euros. Por debajo de este importe sería preferible alquilar la casa antigua y solicitar un préstamo por esta cantidad.
Si
nuestra mejor alternativa es mejor de lo que la otra parte imagina,
es conveniente que lo sepa para que lo tenga en cuenta a la hora
de estimar nuestro mínimo aceptable.
Si,
por el contrario, nuestra mejor alternativa es peor de lo que la
otra parte imagina, más vale no comentar nada (si llegara a
conocerlo se debilitaría nuestra posición negociadora).
c)
Objetivos
Son
las metas, los resultados que se proponen alcanzar los negociadores
en los diferentes objetos de negociación.
En
las negociaciones son denominados también posiciones.
3.1.1.3.
Tácticas
Las
tácticas definen las acciones particulares que cada parte
realiza en la ejecución de su estrategia.
Mientras que la estrategia marca la línea general de actuación, las tácticas son las acciones en las que se concreta dicha estrategia.
Las
tácticas las podemos clasificar en tácticas de desarrollo y
tácticas de presión.
Las tácticas de desarrollo son aquellas que se limitan a concretar la estrategia elegida, sea ésta de colaboración o de confrontación, sin que supongan un ataque a la otra parte.
Las tácticas de presión tratan en cambio de fortalecer la propia posición y debilitar la del contrario.
Las
tácticas de desarrollo no tienen
por qué afectar a la relación entre las partes. Algunos ejemplos
son:
Tomar la iniciativa presentando una propuesta o esperar a que se la otra parte quien vaya por delante.
Facilitar toda la información disponible o, por el contrario, la estrictamente necesaria.
Hacer la primera concesión o esperar a que sea la otra parte quien de el primer paso.
Tratar de que las negociaciones tengan lugar en las propias oficinas, en las de la otra parte o en un lugar neutral.
Por
el contrario, las tácticas de presión sí
pueden deteriorar gravemente la relación personal. Son tácticas que
buscan confundir, intimidar o debilitar la posición del contrario.
Algunos
ejemplos de este tipo de tácticas son:
Desgaste: aferrarse a la propia posición y no hacer ninguna concesión o hacer concesiones mínimas. Se busca agotar a la otra parte hasta que ceda.
Ataque: atacar, presionar, intimidar, rechazar cualquier intento de la otra parte de apaciguar los ánimos. Se busca crear una atmósfera tensa, incomoda, en la que uno sabe desenvolverse y que perjudica al oponente.
Tácticas engañosas: dar información falsa, manifestar opiniones que no se corresponden con la realidad, prometer cosas que no se piensan cumplir, simular ciertos estados de ánimo. En definitiva, engañar al oponente.
Ultimátum: presionar a la otra parte, empujarle a que tome una decisión sin darle tiempo para reflexionar. El típico "o lo tomas o lo dejas", "tengo otras tres personas interesadas, así que o te decides ahora o dalo por perdido". Normalmente esta urgencia es ficticia y tan sólo busca intranquilizar al oponente.
Exigencias crecientes: consiste en ir realizando nuevas peticiones a medida que la otra parte va cediendo, sin que lo concedido resulte nunca suficiente. Al final la otra parte tratará de cerrar el trato lo antes posible para evitar este incesante goteo de nuevas exigencias.
Autoridad superior: consiste en negociar bajo la apariencia de que se cuenta con delegación suficiente para cerrar el trato. Al final, cuando tras muchas cesiones de la otra parte se ha alcanzado un acuerdo, se comunica que éste queda pendiente de la conformidad de los órganos superiores de la empresa, que plantearán nuevas exigencias.
Esta táctica también consiste en presionar a la otra parte para que acepte unas condiciones determinadas bajo la velada amenaza de que si éstas se modifican habrá que remitir la propuesta a un nivel superior que difícilmente le dará su visto bueno.
Tiempo: consiste en jugar con el tiempo en beneficio propio.
Por ejemplo, se alarga la reunión al máximo hasta vencer al oponente por agotamiento, se fija la reunión a primera hora de la tarde tras una copiosa comida regada con vino. Se deja transcurrir el tiempo discutiendo temas menores y tan sólo en el último momento, cuando el interlocutor está a punto de perder el avión, se le urge a cerrar un acuerdo de prisa y corriendo.
Por
regla general estas tácticas engañosas hay que evitarlas,
pueden ser beneficiosas en un momento dado pero a la larga uno se
termina granjeando una imagen de negociador deshonesto, falso, poco
fiable.
Si se emplean tiene que ser de forma discreta, tratando de que la otra parte no lo perciba.
Si uno es descubierto el deterioro de las relaciones personales puede ser importante.
La
única táctica que realmente funciona es la profesionalidad, la
preparación de las negociaciones, la franqueza, el respeto a la otra
parte y la firme defensa de los intereses.
Para
finalizar destacar algunas ideas:
Ante una negociación no se puede dejar a la improvisación la estrategia a seguir ni las tácticas a utilizar. Todo ello tiene que estar definido y convenientemente preparado antes de sentarse a la mesa de negociación.
Esto no impide que en función de cómo se vayan desarrollando los acontecimientos uno vaya ajustando su actuación.
Resulta
también muy importante detectar
la estrategia que sigue la otra parte y las tácticas que utiliza.
De este modo es más fácil anticipar sus movimientos y tomar las
medidas oportunas.
3.2.
La negociación cara a cara
Los
negociadores exitosos se preocupan mucho por su comportamiento "cara
a cara". Ellos evitan cuidadosamente el uso de las frases
irritadoras como: "Mi oferta es generosa" o "mi oferta
es justa o razonable". Para ello, es necesario tener una clara
idea acerca del proceso de negociación cara a cara, comenzando por
conocer las etapas de dicho proceso y cómo canalizar sus energías
durante la misma mediante la aplicación de los diferentes estilos de
influencia.
3.2.1.Etapas
de la negociación cara a cara
La
negociación cara a cara cuenta de cinco etapas bien definidas. Estas
son:
3.2.1.1.La
apertura.
En
esta etapa se da inicio al proceso, por lo que resulta necesario en
la misma hacer las presentaciones
formales, exponer y acordar la agenda,
definir las reglas
de trabajo para llevar a cabo la negociación y concretar la
logística del
proceso.
3.2.1.2.Las
expectativas.
En
esta etapa las partes presentan sus
expectativas, hacen las aclaraciones
correspondientes y efectúan los ajustes
necesarios a la agenda como resultado de este proceso.
3.2.1.3.El
intercambio.
Es
aquí donde comienzan a ponerse en práctica las estrategias y
tácticas previamente definidas, se produce en un primer momento una
especie de comparación opciones vs.
demandas, en la que se evalúan las
formas de hacerlas corresponder para llegar a resultados concretos.
Se desarrollan las juntas privadas,
los lobbies,
empiezan los impasses
y comienzan a manifestarse los conflictos.
3.2.1.4.El
acercamiento.
Es,
posiblemente, la etapa más decisiva para el logro de resultados
concretos y la más creativa desde el punto de vista de las
decisiones que se adoptan para alcanzarlos. En la misma se
identifican las áreas comunes de
las partes, se generan nuevas opciones,
se plantean las concesiones,
se solucionan los conflictos
y se toman un grupo de acuerdos
preliminares.
3.2.1.5.El
cierre.
Incluye
la revisión de los acuerdos,
la definición de las fechas y los
responsables,
los mecanismos de seguimiento y
monitoreo de los acuerdos y la
aprobación final.
3.3.Análisis
posterior
En
esta etapa se analizan los resultados del proceso, las experiencias
adquiridas, las perspectivas futuras y el control o seguimiento de
los resultados.
4.-
CARACTERÍSTICAS DEL NEGOCIADOR
Son
muchas las características que definen al buen negociador y
que lo diferencian del "negociador agresivo" o del mero
"vendedor-charlatán". Entre ellas podemos señalar las
siguientes:
Le gusta negociar: la negociación no le asusta, todo lo contrario, la contempla como un desafío, se siente cómodo. Tampoco le asustan las negociaciones complicadas, pueden incluso hasta motivarle más.
Entusiasta: aborda la negociación con ganas, con ilusión. Aplica todo su entusiasmo y energía en tratar de alcanzar un buen acuerdo.
Gran comunicador: sabe presentar con claridad su oferta, consigue captar el interés de la otra parte. Se expresa con convicción.
Persuasivo: sabe convencer, utiliza con cada interlocutor aquellos argumentos que sean más apropiados, los que más le puedan interesar.
Muy observador: capta el estado de ánimo de la otra parte, cuáles son realmente sus necesidades, qué es lo que espera alcanzar. Detecta su estilo de negociación, sabe "leer" el lenguaje no verbal.
Psicólogo: capta los rasgos principales de la personalidad del interlocutor así como sus intenciones (si es honesto, riguroso, cumplidor, si es de fiar, si tiene intención real de cerrar un acuerdo, etc.).
Sociable: una cualidad fundamental de un buen negociador es su facilidad para entablar relaciones personales, su habilidad para romper el hielo, para crear una atmósfera de confianza. Tiene una conversación interesante, animada, variada, oportuna.
Respetuoso: muestra deferencia hacia su interlocutor, comprende su posición y considera lógico que luche por sus intereses. Su meta es llegar a un acuerdo justo, beneficioso para todos.
Honesto: negocia de buena fe, no busca engañar a la otra parte, cumple lo acordado.
Profesional: es una persona capacitada, con gran formación. Prepara con esmero cualquier nueva negociación, no deja nada al azar.
Detesta la improvisación, la falta de rigor y de seriedad. Conoce con precisión las características de su oferta, cómo compara con la de los competidores, cómo puede satisfacer las necesidades de la otra parte.
Es meticuloso, recaba toda la información disponible, ensaya con minuciosidad sus presentaciones, define con precisión su estrategia, sus objetivos. Le da mucha importancia a los pequeños detalles.
Firme, sólido: tiene las ideas muy claras (sabe lo que busca, hasta donde puede ceder, cuáles son los aspectos irrenunciables, etc.). El buen negociador es suave en las formas pero firme en sus ideas (aunque sin llegar a ser inflexible).
En la negociación no se puede ser blando (se podría pagar muy caro). Esto no implica que haya que ser duro, agresivo o arrogante; lo que si es fundamental es tener las ideas muy claras y el coraje de luchar por ellas.
Autoconfianza: el buen negociador se siente seguro de su posición, no se deja impresionar por la otra parte, no se siente intimidado por el estilo agresivo del oponente. Sabe mantener la calma en situaciones de tensión.
Agil: capta inmediatamente los puntos de acuerdo y de desacuerdo. Reacciona con rapidez, encuentra soluciones, toma decisiones sobre la marcha, sabe ajustar su posición en función de la nueva información que recibe y de la marcha de la negociación. No deja escapar una oportunidad.
Resolutivo: busca resultados en el corto plazo, aunque sin precipitarse (sabe que cada negociación lleva su propio tiempo y que hay que respetarlo). Sabe cuales son sus objetivos y se dirige hacia ellos. Los obstáculos están para superarlos, no desiste sin plantear batalla.
Acepta el riesgo: sabe tomar decisiones con el posible riesgo que conllevan, pero sin ser imprudente (distingue aquellas decisiones más trascendentales que exigen un tiempo de reflexión y que conviene consultar con los niveles superiores de la compañía).
Paciente: sabe esperar, las operaciones llevan un ritmo que conviene respetar. Uno no debe precipitarse intentando cerrar un acuerdo por miedo a perderlo.
Creativo: encuentra la manera de superar los obstáculos, "inventa" soluciones novedosas, detecta nuevas áreas de colaboración.
Por
último, es importante resaltar que si
bien hay personas con facilidad innata para la negociación, estas
aptitudes también se pueden aprender
asistiendo a cursos de formación y base de práctica.
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